mientras tanto ... en otro barrio...
edificio del
Mercado Urquiza, sito en la Av. Triunvirato 4664, perteneciente a la
tipología de los mercados de abastecimiento, con características propias de
la arquitectura industrial difundida en ciertos barrios de la Ciudad de
Buenos Aires en los siglos XIX y XX
Fue diseñado observando las pautas que,
para los higienistas argentinos, debían satisfacer los mercados de abasto,
"higiene, capacidad, exterior no lujoso pero si modesto, elegante y
decente". Las pautas de austeridad en lo estético de los mercados, debían
corresponderse con las sanitarias y funcionales, cumpliendo con condiciones
de higiene, ventilación y capacidad, conforme lo reglamentaba la Ordenanza
Municipal de Mercados y Puestos del año 1895.
En coincidencia con las propuestas del
Plan del entonces Intendente Dr. Carlos Noel, ante el aumento de población y
las nuevas necesidades de la ciudad, el proyecto del Mercado Urquiza incluía
importantes avances tecnológicos, propios de un mercado modelo, en cuanto a
higiene, capacidad y conservación de mercaderías.
Este Plan pretendía garantizar la distribución segura y económica de
alimentos frescos al conjunto de la población, siendo los mercados, ubicados
en los distintos barrios, el ultimo eslabón de la cadena, funcionando,
además, como importantes centros de sociabilidad vecinal.
Después de dos años de construcción, en
1929 se inaugura como Mercado y Frigorífico Urquiza. El edificio se implantó
sobre una parcela en "L" de 789 m², con frente sobre la Av. Monroe y sobre
la Av. Triunvirato, desarrollado principalmente en planta baja, con un piso
alto y subsuelo.
Todas las funciones del mercado se abren
hacia el interior, y sobre la Línea Municipal se desarrollan cuerpos de
locales comerciales hacia el exterior, conformando el límite externo del
edificio.
Ambos cuerpos de fachada funcionan a
modo de fuelle protegiendo a los productos perecederos de elementos
contaminantes externos. Sobre el frente de la Av. Triunvirato se distribuye
uno de los ingresos al mercado, y tres (3) locales comerciales con acceso
independiente, sanitarios individuales y depósitos en el piso superior.
Sobre el frente de la Av. Monroe se desarrolla un local comercial, de
similares características que los anteriores, y el segundo ingreso al
mercado.
Los locales que dan a la calle
presentan, junto con los accesos al mercado, fachadas de lenguaje clasicista
de cuidadas proporciones, y el interior se distingue con livianas
estructuras de acero, rasgo típico de la arquitectura decimonónica.
Esta resolución, volumen de locales como
fachada, y el mercado desarrollado en el interior de la parcela, responde a
una de las tipologías funcionales utilizada para estos edificios
utilitarios.
La planta del mercado propiamente dicho
adopta tipología longitudinal con circulación central con 15 puestos de
venta a ambos lados sobre el ala Monroe, y dos circulaciones paralelas con
12 puestos laterales y 10 en una isla central sobre el ala Triunvirato. La
planta baja se completa con sanitarios comunes para ambos sexos y un patio
de servicio.
El edificio conserva el diseño original,
con sus circulaciones revestidas con mosaicos calcáreos blancos y negros en
damero, con guardas perimetrales, las mesadas de mármol de Carrara y la
estructura metálica que delimita y enfatiza el espacio de la isla central.
Todo el conjunto se resuelve según las
reglas de la arquitectura industrial del siglo XIX, primacía de lo
funcional, escasa ornamentación, sólidos muros de ladrillos, cabriadas
metálicas y cubierta de chapas onduladas a dos aguas con lucernario que
garantiza iluminación uniforme y una adecuada ventilación natural.
En el subsuelo, de casi 210 m², se ubica
un amplio depósito y funcionaban cinco (5) cámaras frigoríficas equipadas
con instalación termomecánica, en las que se almacenaban alimentos
perecederos. Un Montacargas conectaba este nivel con la planta del mercado
para el traslado de mercaderías. La implementación de estas instalaciones lo
convertía en un mercado modelo de primer nivel.
El edificio fue construido por Lorenzo
Molteni, destacado modisto de la calle Florida, y, en la actualidad,
continúa siendo propiedad de la Sucesión Lorenzo Molteni
El predio en el que está emplazado el
Mercado Urquiza, constituía parte de los campos de Micaela Benegas, que se
extendían desde el Río de la Plata hasta las tierras de Manuel Linch,
linderas con el pueblo de San Martín. A su muerte, sus herederos dividieron
las tierras en grandes parcelas. La fracción delimitada por Cramer,
Olazábal, Artigas y Monroe, fue adquirida por Juan Santillán, y comprada mas
tarde por Julio Caprera, quien terminó fraccionándola en hectáreas para su
venta. Entre los compradores, Santiago Rolland adquiere el sector delimitado
por la Av. Triunvirato, Olazábal, Ceretti y Monroe. Sus herederos subdividen
y lotean el predio. Lorenzo Molteni adquiere las parcelas que conforman la
esquina de Triunvirato y Monroe con el objeto de construir un mercado modelo
conforme con los adelantos técnicos de la época, orientados por los
criterios higienistas de fines de la década de 1920 y 1930.
Está ubicado próximo a la estación Gral.
Urquiza, de la ex Línea FFCC Gral. Mitre, ramal José León Suárez,
electrificado en 1925 por Ferrocarril Central Argentino. En 1889 se inaugura
como Estación Las Catalinas del Ferrocarril Buenos Aires al Rosario,
recordando a la Villa Catalinas, nombre originario del barrio Villa Urquiza.
La llegada del ferrocarril y la inauguración de la estación impulsan el
desarrollo de la villa, que por entonces tenía una escasa población dedicada
a la agricultura y ganadería, constituyendo una parte de la transformación
estructural del barrio, conjuntamente con los hornos de ladrillos y la
instalación de industrias, fábricas, talleres, mercados, y comercios
minoristas.
Ejemplo de ello son: el Horno de
Ladrillos de Pedro Delponti, la Fabrica licorera Pedeflous, en la manzana
comprendida por Aizpurua, Roosevelt, Cullen y Ceretti, donde actualmente
funciona el Supermercado Carrefour; la Sociedad Cooperativa de Cristalería,
la fabrica mas importante del país para la fabricación y manufactura del
vidrio construida por iniciativa del Ing. Julio Krause; la fabrica de
cigarros Avanti que se establece en 1904 en la villa como la tabacalera
italo-francesa mas importante del país, demolida en los años `70 para dar
lugar a la construcción de monoblock del Banco Hipotecario Nacional; la
Panificación y Fideería ubicada en Álvarez Thomas y Pedro Ignacio Rivera; la
pulpería La Reja de Jorge Janetti, ubicada donde actualmente funciona el
Banco Nación Argentina.
Villa Catalinas fue creada en 1887 por
Francisco Seeber, presidente de la Sociedad Muelles y Depósitos de Las
Catalinas, empresa que se proponía construir un muelle en la dársena Norte,
cerca de Retiro. Ante la necesidad de realizar rellenos con tierra en la
zona del muelle, Seeber compra 60 manzanas en las Lomas Altas, terrenos
elevados casi 40 m sobre el nivel del mar, propiedad de Francisco Garzón,
para realizar excavaciones y transportar la tierra, mediante carros
arrastrados por caballos, hacia Av. Leandro N. Alem y Paraguay, donde se
localizaba la empresa.
Una vez concluida la obra, Seeber decide
parcelar y vender los terrenos, respetando los caminos existentes, dando así
nacimiento a la Villa Catalinas, nombre que recordaba a la empresa
constructora.
En 1901, a instancias de un importante grupo de entrerrianos y como homenaje
oficial por el centenario del nacimiento de Justo José de Urquiza, se
modifica el nombre del lugar por el de Villa General Urquiza.
Por su ubicación privilegiada y a causa del aumento de la población, el
mercado se convierte en un centro de abastecimiento de productos frescos y
de 1º calidad tanto para los vecinos de Villa Urquiza como para los de
barrios linderos, constituyendo el periodo de mayor esplendor, el
comprendido entre las décadas del `40 y `80.
Los vecinos del barrio recuerdan el paso
de Hugo del Carril y de Carlos Gardel por el mercado cuando cantaron en el
Cine Teatro 25 de Mayo, y su presencia en el bar Costa Rica, donde
actualmente se ubica la pizzería El Pindal, en la esquina del Mercado, en
Triunvirato y Monroe. También recuerdan a la popular Pizzería Giuseppin, que
funcionara en uno de los locales del mercado sobre Triunvirato, donde
actualmente se encuentra El Gourmet, fábrica de empanadas.
Desde entonces, el mercado ha resistido
la ofensiva comercial que implicó la irrupción de varios supermercados
distribuidos en la zona. Los comerciantes, descendientes de los puesteros
originarios, que en su mayoría eran inmigrantes y habitantes del barrio,
mantienen como estrategia la calidad de sus productos y su esmerada y
personalizada atención a una clientela que se mantiene fiel por décadas y
generaciones.
Estas prácticas son las que han
garantizado el éxito del Mercado Urquiza durante estos ochenta años de
funcionamiento, sobreviviendo a otros mercados del barrio que han sido
demolidos ante el avance de la especulación inmobiliaria que no ha respetado
este tipo de edificios como parte de la historia de la ciudad.
Según el relevamiento realizado por el
Arq. Raúl Piccioni, del Museo de la Ciudad, en 1925 existían 45 mercados. La
mayoría han sido transformados en paseos de compras o emprendimientos
privados. El Mercado Urquiza es uno de los pocos mercados de barrio que aun
subsisten gracias al esfuerzo de los puesteros que luchan por su fuente de
trabajo y por mantener una tradición que lleva ya 80 años, como valioso
referente de la vida social y comercial de la zona.
Durante el mes de enero de 2009, el
Mercado Urquiza permaneció cerrado al público con motivo de una clausura.
Ante el repentino cierre y en solidaridad con los trabajadores, los vecinos
del barrio reunieron firmas para evitar el cierre del mercado. La reapertura
en febrero de 2009 fue ansiada y festejada por trabajadores y vecinos.
Desde hace varios años, distintas
organizaciones y asambleas vecinales de Villa Urquiza, impulsados por un
firme propósito de proteger a aquellos elementos que componen la historia
barrial, desarrollan una intensa actividad por preservar el patrimonio
cultural.
La presente iniciativa hace lugar a la
demanda vecinal por preservar a un edificio que forma parte de la identidad
barrial con un importante valor simbólico y patrimonial, y que debería
integrar, junto a otros como el Cine Teatro 25 de Mayo, la iglesia Nuestra
Señora del Carmen, la Estación Urquiza, la Plaza Esteban Echeverría, la
Plaza Marcos Sastres, un corredor patrimonial que da cuenta de la historia y
desarrollo de un sector de la ciudad.
Teniendo en cuenta que el desarrollo del
Barrio Villa Urquiza, como otros barrios de la Ciudad, surge de las
importantes transformaciones socio económicas y políticas impulsadas por
procesos industriales como la llegada del ferrocarril, la construcción de
hornos de ladrillos, la instalación de distintas industrias, fábricas,
talleres, y mercados, y considerando que muchos de estos testimonios,
lamentablemente, ya no existen, se entiende, que la preservación del
edificio del Mercado Urquiza aporta, mas allá de sus atributos artísticos e
históricos, el soporte físico como producto histórico social y económico,
representando parte de la identidad y la memoria colectiva, y
constituyéndose en parte de la arquitectura del trabajo, propia del
patrimonio industrial.
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