PREVIO ... Beresford,
entre tanto, dicta una serie de medidas liberales de gobierno para ganarse
el favor de la población, en la creencia de que esta política tendrá
grandes resultados para los intereses británicos, aun en el caso de que
sus tropas deban abandonar Buenos Aires y la ciudad sea reintegrada a los
españoles. Así lo manifiesta en un informe que envía a Londres, señalando
que dichas disposiciones habrán de minar la lealtad de los habitantes del
Virreinato, “de manera que si fueran devueltos (aquellos habitantes), le
será a España extremadamente difícil gobernarlos”.
Paralelamente,
Beresford exige y obtiene que le sea entregado el tesoro que, en el
momento del ataque a la, ciudad, fuera conducido por orden de
Sobremonte
a la villa de Luján. Una partida de soldados británicos se dirige hacia
esa localidad y trae de regreso, en un tren de carretas, los caudales
reales. El dinero, que suma más de 1.000.000 de pesos fuertes, es entonces
embarcado en una de las fragatas de Popham, y
conducido inmediatamente a Gran Bretaña. Posteriormente será repartido
entre todos los jefes, oficiales y soldados que intervinieron en la
expedición.
Buenos Aires bulle ya en actividades conspirativas.
Numerosos soldados británicos son inducidos a desertar, hecho que obliga a
Beresford a lanzar un bando por el cual amenaza con la pena de muerte a
todo aquel que incite a sus tropas a abandonar las filas. Martín de
Alzaga, entre tanto, trabaja activamente junto con sus compañeros,
decididos a jugarse el todo por el todo para expulsar a los
ingleses.
Entre los cabecillas de los grupos que actúan.
en la ciudad, se destacan Felipe Sentenach, Gerardo Estevé y Llach, José
Fornaguera, Esquiza y Juan de Dios Dozo. Estos son los hombres que ponen
en marcha el célebre “plan de las minas”, con el cual pretenden volar los
emplazamientos de las tropas británicas: el Fuerte y el cuartel de la
Ranchería (este último ubicado en la actual esquina de Perú y
Alsina).
Este proyecto no se limita únicamente a una operación
contra los ingleses; tiene, también, proyecciones políticas. El 15 de
Julio se reúnen los complotados y nombran jefe a Sentenach, quien, de
inmediato, toma a su cargo la dirección de los trabajos de excavación de
los túneles. En la misma reunión, los miembros del grupo señalan que, si
la reconquista tiene éxito, ellos, en nombre del pueblo, convocarán a
Cabildo Abierto para elegir los jefes que “supremamente han de gobernar
hasta que otra cosa se determine por nuestro monarca”. ...
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