...PREVIO
La guerra que se inicia no tarda en envolver también a España. En un
principio el Rey, Carlos IV, y Manuel Godoy, su primer Ministro, tratan
de mantenerse al margen de la lucha, eludiendo las obligaciones de la
alianza con Francia. Con tal fin, y como precio por su neutralidad,
ofrecen a Napoleón la firma de un tratado por el cual se comprometen a
entregarle un subsidio mensual de 6.000.000 de francos. Napoleón, que
trabaja ya febrilmente en la organización de la invasión a Inglaterra,
acepta el trato. Sin embargo, los británicos están resueltos a impedir
que España sostenga una “guerra a medias”, y la obligarán a
definirse.
El 7 de Mayo de 1804, William Pitt (hijo), el “piloto de
las tormentas”, asume nuevamente la jefatura del gobierno inglés.
Once días más tarde Napoleón toma el título de Emperador de los
franceses. Los dos hombres que simbolizan la voluntad de predominio de
sus respectivas naciones quedan así enfrentados. Para, Pitt ha llegado
el momento del choque definitivo, y está decidido a sostener una lucha
sin cuartel hasta alcanzar la victoria absoluta. Napoleón y su imperio
deben ser destruidos, para que se restablezca nuevamente el “equilibrio
europeo” que permitirá a Gran Bretaña proseguir sin traba alguna su
engrandecimiento. Así, al recibir al embajador español en Londres, le
manifiesta en forma categórica:
- La naturaleza de esta guerra no nos permite distinguir entre
enemigos y neutrales... la distancia que separa a ambos es tan corta que
cualquier acontecimiento inesperado, cualquier recelo o sospecha, nos
obligará a considerarlos iguales.
Esta velada amenaza no tardó en traducirse en una agresión
concreta. E1 pretexto lo dan los informes que envía el almirante
Alexander Cochrane, señalando la concentración de fuerzas navales
francesas en puertos españoles. El 18 de Septiembre de 1804, el
gobierno inglés envía al almirante William Cornwallis, jefe de la
flota que bloquea el puerto francés de Brest, la orden de capturar a
las naves españolas que, procedentes del Río de la Plata, conducen a
Cádiz los caudales de América. Cornwallis destaca inmediatamente a
cuatro de sus más veloces fragatas para que partan a la caza de los
barcos españoles.
El 5 de Octubre de 1804 se produce el encuentro. Avanzando a través de
la niebla, las naves inglesas interceptan a su presa a veinticinco
leguas mar afuera de Cádiz. Se entabla entonces un breve y violento
combate, en el transcurso del cual explota y se va a pique una de las
fragatas españolas, la "Mercedes". A su bordo perece doña
María Josefa Balbastro y Dávila, esposa del segundo jefe de la
flotilla española, capitán Diego de Alvear. Este último, que viaja en
la fragata “Clara”, salva su vida junto a su hijo, Carlos María, el
futuro general Alvear, guerrero de la independencia argentina.
La lucha finaliza con la rendición de los tres barcos españoles que
escapan a la destrucción. Estas naves, cargadas con más de 2.000.000
de libras en barras de oro y plata, son conducidas al puerto de
Plymouth. Este es el primer golpe de los ingleses, y provoca una
violenta reacción en España. En la misma Gran Bretaña, el inesperado
ataque da lugar a una terminante condena por parte de Lord William
Wyndham Grenville, quien no vacila en declarar:
-¡Trescientas
víctimas asesinadas en plena paz! Los franceses nos califican de
nación mercantil, ellos pretenden que la sed del oro es nuestra única
pasión; ¿no tienen acaso el derecho de considerar que este ataque es
el resultado de nuestra avidez por el oro español?"
SIGUE...
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