PREVIO ... Desde Montevideo la extraordinaria
noticia se difunde por el norte del continente, a través de la
correspondencia de los oficiales británicos. De allí que, en Agosto de
1807, un diario de EE. UU., el “American Daily Advertiser” de la ciudad de Filadelfia,
publicara la errónea versión de que "el pueblo de Buenos Aires,
acaudillado por un francés llamado Liniers,
se ha declarado nación independiente al igual que
Norteamérica..."
Auchmuty, alentado por estos informes,
decide aprovechar la situación imperante en Buenos Aires, y envía a dicha
ciudad un emisario portando un mensaje destinado al Cabildo, en el cual
invita a los supuestos revolucionarios “a someterse a la autoridad de Su
Majestad Británica, asegurándoles el pleno ejercicio de sus leyes y
religión y la seguridad de sus propiedades...” El emisario inglés parte de
Montevideo, pero a mitad de camino su barco se cruza con la embarcación en
la que viajan, después de su huida, el General Beresford y el Coronel
Pack, junto con sus salvadores, los criollos Saturnino
Rodríguez Peña y Aniceto Padilla. Abandonando su misión, el
oficial regresa inmediatamente a Montevideo en compañía de los prófugos.
Al entrevistarse con Auchmuty, Beresford le comunica que las noticias
propaladas sobre la supuesta insurrección popular contra el dominio
español son absolutamente falsas. El movimiento se ha limitado a destituir
a Sobremonte,
al que se considera totalmente incapaz para desempeñar el mando. La
Audiencia sigue en funciones, y el gobierno, encabezado por Liniers,
está resuelto a resistir cualquier intento de ataque por parte de las
fuerzas inglesas.
Rodríguez
Peña y Padilla
exponen a su vez a Auchmuty la razón por la cual han facilitado la fuga de
Beresford; confían en que este jefe asuma el mando del ejército británico
y apoye, con sus fuerzas, la liberación del Río de la Plata de la
dominación española. Frente a este plan, Auehmuty toma su resolución.
Carece de órdenes de su gobierno para secundar el proyecto de los dos
criollos, coincidente con el de Miranda, y debe, por lo tanto, limitarse a
cumplir con las instrucciones que ha recibido. Estas señalan para las
fuerzas británicas la misión de conquistar y no emancipar a las colonias
españolas. Ofrece, no obstante, el comando del ejército a Beresford, pero
éste se niega a aceptarlo y decide partir a Londres para informar en
persona al gobierno sobre la situación rioplatense. Rodríguez Peña y
Padilla siguen en Montevideo, alentando la esperanza de que Beresford
habrá de convencer a las autoridades británicas acerca de la conveniencia
de abandonar su política de conquista, para apoyar la independencia
americana.
Mas sus esperanzas no llegarán a concretarse. Cuando Beresford
zarpa de Montevideo, el General Whitelocke
se encuentra ya en navegación con la orden de encabezar un nuevo ataque a
Buenos Aires, ahora con propósitos de conquista y anexión.
El 10 de
Mayo de 1807, Whitelocke
arriba a Montevideo y toma el mando de todas las fuerzas inglesas. En ese
momento, la ciudad se ha convertido en una verdadera factoría inglesa.
Cerca de 2.000 comerciantes han instalado allí su base de operaciones y,
por medio de un activísimo intercambio clandestino, desparraman sus
mercaderías por todo el territorio del Virreinato. Para el mes de mayo
llevan ya vendidos productos por un valor que supera él millón de libras
esterlinas. ... SIGUE
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