12 de agosto de 1806. Por las calles que conducen a la Plaza Mayor, avanzan en tropel las fuerzas de la reconquista, envueltas en el humo de las explosiones y el retumbar de los disparos.

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HISTORIA - LAS INVASIONES INGLESAS -

PREPARACION E INVASION - LA RECONQUISTA - LA DEFENSA

DATOS VARIOS  +  CELEBRACION DEL DIA DE LA RECONQUISTA DEL 12 DE AGOSTO 

 

PRIMERA INVASION - LA RECONQUISTA 8

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PREVIO ...
A partir del 10 de Septiembre, y en medio de un entusiasmo extraordinario, se inicia la constitución
de los cuerpos y la elección de los jefes y oficiales. Surgen así los batallones de Patricios, comandados por Cornelio Saavedra, un comerciante transformado en Coronel por el voto de sus soldados. En ese cuerpo, el más poderoso por el número de sus efectivos, se alistan voluntariamente los criollos naturales de Buenos Aires. Suman más de 1.300 hombres y la mayor parte de ellos son, tal como lo señalan las actas del Cabildo, "jornaleros, artesanos y menestrales pobres". De igual forma se organizan los restantes batallones: Montañeses, Catalanes, Andaluces, Asturianos, Arribeños, Migueletes, Cazadores, Gallegos y Húsares. Cada unidad procede a designar sus comandantes, eligiendo a los hombres que se consideran más capaces para ejercer el mando.

El ejército que forma Liniers suma pronto una fuerza de 8.000 soldados. Muchos hombres más desean incorporarse a las filas, pero no hay suficientes armas para equiparlos. En los arsenales sólo existen 4.000 fusiles, de los cuales 1.600 son los capturados a las tropas inglesas de Beresford. Liniers recurre entonces a la población, y requisa todas las armas de fuego de propiedad privada. Así se consigue aumentar en parte el armamento. La falta de pólvora constituye el obstáculo más grave, pues no se puede esperar envío alguno de España. La otra fuente de abastecimiento, Chile, tampoco está en condiciones de proporcionar pólvora a Buenos Aires en forma inmediata, pues los pasos de la cordillera están cerrados por las nieves invernales. En última instancia, este problema también quedará resuelto: los meses corren sin que el ataque británico se produzca y, a principios de Enero de 1807, al llegar el verano, son traídas con toda urgencia desde Chile varias toneladas de pólvora. Buenos Aires queda, entonces, en condiciones de enfrentar la invasión. 

Diariamente, desde las seis hasta las ocho de la mañana, los voluntarios se concentran en las plazas y espacios abiertos de la ciudad, y proceden a adiestrarse en el uso de las armas y en la ejecución de marchas y maniobras. El impresionante espectáculo que ofrecen los ejercicios bélicos de esa inmensa masa de soldados acrecienta la fe de la población en la victoria final. Buenos Aires, convertida en plaza de guerra, aguarda así el ataque británico.

12 de Octubre de 1806. En las calles de Montevideo la gente se aglomera para presenciar la entrada del Virrey Sobremonte. El gobernador de la plaza, Ruiz Huidobro, ha hecho todo lo posible para dar un solemne recibimiento al mandatario que, repudiado por el pueblo de Buenos Aires, ha resuelto pasar a la Banda Oriental. Sobre la ruta que sigue la carroza del Virrey han sido tendidos arcos de flores, y las tropas formadas en línea presentan sus armas. Pero la población no tarda en expresar abiertamente su oposición a Sobremonte. Días más tarde, cuando el Virrey recorre la ciudad, grupos de muchachos se abalanzan sobre su carroza y arrojan contra ella piedras y desperdicios.

La escena vuelve a repetirse poco después cuando el Virrey realiza un nuevo paseo en compañía de Ruiz Huidobro y su escolta. Esta vez, el pueblo, desde aceras, ventanas y balcones, vocifera sin contemplación alguna su condena:
... SIGUE

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