PREVIO
... -¡Muera
el traidor Sobremonte!
Jamás,
hasta ese momento, gobernante alguno del Virreinato ha sido objeto de un
atropello semejante. La violenta reacción popular señala así el
resquebrajamiento de una subordinación que, durante siglos, permaneció
inalterada. Sobremonte
percibe claramente este hecho, y comprende que la rebelión que se produce
en Montevideo y Buenos Aires contra su persona representa una gravísima
amenaza contra la perpetuación del orden colonial. Decide entonces
informar sin tardanza a la Corte, para justificar su conducta y comunicar
los acontecimientos que han culminado con su virtual separación del poder.
El 27 de Octubre redacta una larga carta dirigida al primer ministro
Godoy, en la que expone el cambio revolucionario que ha tenido lugar en el
Virreinato a raíz de la designación de Liniers
por el Cabildo Abierto del 14 de Agosto de 1806. Estas son sus
declaraciones:
"El
abogado Joaquín Campana y dos o tres más de la misma facultad, mozuelos
despreciables que le siguieron, fueron los que tomaron la voz en tal
Congreso, y con una furia escandalosa intentaron probar que el pueblo
tiene autoridad para elegir quién le mandase a pretexto de asegurar su
defensa. Los autores de tales hechos cuidaron de preconizar su fidelidad
al Rey para cohonestar su desacato al verdadero representante,
proporcionándose así un gobierno popular. Liniers,
unas veces con apariencia de sumiso y otras con las de independiente,
dispone de la imprenta para publicar con ella los papeles que se le
antoja, y los que quiere cualquiera, pero lo que es más, los oficios que
dirige a Vuestra Excelencia, sin consultar al Virrey, y por congratularse
con el pueblo que es el que manda y a quien se somete... crea los empleos
que se le presentan a su idea, y ve con la mayor indiferencia los excesos
de su gente... junta sus voluntarios urbanos que han substituido a la
Milicia, y por
ellos y los veteranos (aunque parece que éstos se le
resistieron) se hace hacer los honores de Teniente General, y se
torna todo el aire de superioridad y de preeminencia en los actos
públicos."
Simultáneamente, en Buenos Aires, el fiscal de
la Audiencia, Antonio Caspe y Rodríguez, envía un informe en términos
similares al gobierno de España:
"No
se puede confiar con las tropas de aquí, ni con las que se trata de
levantar: vengan españoles, venga Virrey, hombre acreditado y sin
relaciones con el país, vengan oficiales y no se permitan extranjeros con
ningún motivo, y esto aunque se verifique la paz, pues lo que menos temo
son los enemigos de fuera... es un malísimo ejemplo que Liniers
continúe en el mando porque no debe tolerarse que el pueblo imponga su
voluntad.”
Sobremonte
y Caspe y Rodríguez alertan de esta forma a la autoridad metropolitana
acerca de la grave crisis que se ha desencadenado en el Virreinato, y
señalan los peligros que la intervención directa del pueblo en los asuntos
públicos implica para la estabilidad y preservación de las instituciones
coloniales.
A mediados de Octubre se presentan en el río de la
Plata naves británicas, conduciendo a bordo un contingente de 2.000
soldados. Esas tropas, comandadas por el coronel T. J. Backhouse,
constituyen el refuerzo que, cuatro meses atrás, solicitara Beresford a su
superior, el General Baird, después de concretar la conquista de Buenos
Aires. Los soldados han zarpado de Cabo de Buena, Esperanza a fines de
Agosto, sin tener noticias de que, en ese momento, Beresford ya ha sido
derrotado y capturado junto con sus hombres por las fuerzas de Liniers.
El auxilio, por lo tanto, llega demasiado tarde. Pese a ello, Popham, al
entrevistarse con Backhouse y discutir con él la situación, resuelve
realizar un nuevo ataque. Esta vez el objetivo será la ciudad de
Montevideo. ...
SIGUE
FUENTE
WWW.HISTORIADELPAIS.COM.AR
UNA EXCELENTE PAGINA DE
HISTORIA ARGENTINA
|