...PREVIO
Los propósitos del plan estaban claramente definidos: la idea de
conquistar a América del Sur quedaba completamente descartada, pues el
objetivo era promover su emancipación. Se contemplaba, sin embargo, “la
posibilidad de ganar todos sus puntos prominentes, estableciendo
algunas posesiones militares". El mercado americano, a su vez,
sería abierto al comercio británico.
El 16 de Octubre, puntualmente,
Popham
y Miranda hicieron entrega al Vizconde de Melville del memorial. Este lo
halló satisfactorio, pero se abstuvo de expresar una opinión
definitiva acerca de la realización del proyecto, ya que Inglaterra
enfrentaba en ese momento una gravísima amenaza, que la obligaba a
concentrar todas sus fuerzas. En la otra orilla del Canal de la Mancha,
en el campo militar de Boulogne, Napoleón había alistado un ejército
de casi 200.000 soldados. El emperador estaba decidido a realizar lo que
parecía Irrealizable: la invasión a las Islas Británicas. “Puesto
que puede hacerse... ¡debe
hacerse!”, había manifestado, en orden categórica, a su Ministro
de Marina. Al conjuro de esa directiva, en todos los puertos de la costa
francesa los astilleros trabajaban febrilmente en la construcción de
miles de embarcaciones destinadas a asegurar el paso del ejército a
través del canal. En uno de sus despachos, Napoleón definió
claramente su inconmovible resolución: “¡Seamos
dueños del canal durante seis horas, y seremos dueños del mundo!”
El peligro de un desembarco francés era, por lo tanto, inminente.
Dentro del clima de extrema alarma creado por esa situación, era
inevitable que los planes de Popham
y Miranda fuesen dejados
de lado. Otro hecho no menos importante vino a sumarse para contribuir
al definitivo aplazamiento de las expediciones proyectadas. Rusia,
inició gestiones ante el gobierno británico para formar una nueva
coalición de las potencias europeos contra Napoleón. Sin embargo, como
condición de esa alianza, el Zar Alejandro I exigió que se intentase
atraer también a España a la coalición. Pitt se vio así obligado a
suspender toda acción contra las colonias de América.
Esa actitud fue mantenida aún después de que España hubo declarado
formalmente, el 12 de
Diciembre de 1804, la guerra a Gran Bretaña. De nada valieron los
insistentes reclamos que Miranda hizo llegar a Pitt. Este se mantuvo
imperturbable, y comunicó al general venezolano que la situación
política de Europa no había alcanzado todavía el grado de madurez
necesaria para iniciar la empresa.
Corre el mes de Julio de 1805. Miranda, completamente desilusionado ante
el fracaso de sus gestiones, resuelve abandonar Gran Bretaña y
dirigirse a EE.UU., donde confía en que habrá de recibir ayuda para
llevar adelante la cruzada emancipadora. Popham,
a su vez, ha perdido toda esperanza. Se encuentra prestando servicios en
el puerto de Plymouth, alejado de Londres y de sus contactos con los
altos dirigentes de la política, inglesa. Para ese hombre aventurero,
la inacción, sin embargo, no puede prolongarse.
Llegan así a su conocimiento secretos informes acerca de la debilidad
de las fuerzas que defienden a la colonia holandesa de Cabo de Buena
Esperanza, en el extremo sur del continente africano. Esas noticias
bastan para que el marino conciba una nueva y audaz empresa. Sin
tardanza se dirige a Londres, y allí se entrevista con uno de los
miembros del gabinete. Para Popham
es necesario, y así lo manifiesta, aprovechar la extraordinaria
oportunidad que se presenta y, mediante un sorpresivo ataque, adueñarse
de la colonia mencionada.
SIGUE...
FUENTE WWW.HISTORIADELPAIS.COM.AR
UNA EXCELENTE PAGINA
DE HISTORIA ARGENTINA
|