Sin
paraguas
ni escarapelas
1810
SIGUE...
La audacia desata un mecanismo
inmanejable. Saavedra e un patriota pero no un revolucionario y no puede
oponerse a la dinámica que se desata en esos días. El secretario Moreno un
asceta silencioso y torvo, dirige sus actos y órdenes a destrozar el antiguo
sistema. Habla latín, inglés y francés con facilidad; ha leído - y hace
publicar, censurado - a Jean Jaques Rousseau, conoce bien la Revolución Francesa
y es posible que desde el comienzo se haya mimetizado en el fantasma de un
Robespièrre que no acabará en la tragedia de Termidor. Otros vinculan su torvo
pensamiento con la enseñanzas de la peor inquisición. Castelli está a su lado,
como French, Beruti y el joven Monteagudo, que maneja el club de los "chisperos".
Todos ellos celebran el culto ateo de "la muerte es un sueño eterno", que
Fouché y la ultraizquierda francesa usaron como bandera desde 1772. Belgrano,
que es muy creyente, no vacila en proponer un borrador como apuntes sobre
economía para el Plan de Operaciones que en agosto redactará
Moreno a pedido de toda la Junta.
Moreno, Castelli y Belgrano son un
bloque sólido con una política propia a la que por conveniencia se pliegan
Matheu, Paso y el cura Alberti; Azcuénaga y Larrea sólo cuentan las ventajas que
puedan sacar y simpatizan con el presidente Saavedra que a su vez los desprecia
por oportunistas. Las discordias empiezan muy pronto, con las primeras
resoluciones. Castelli parte a Córdoba y el Alto Perú como comisario político de
Moreno, que no confiaba en los militares formados en la Reconquista. Es Castelli
quien cumple las "instrucciones" y ejecuta a Liniers primero y al temible
mariscal Vicente Nieto más tarde.
Belgrano, el otro brazo armado de los
jacobinos, va a tomar el Paraguay; no hay en él la ira terrible de su primo,
sino una piedad cristiana y otoñal que lo engrandece en los triunfos y las
derrotas: en el norte captura a un ejército entero y lo deja partir bajo
juramento de no volver a tomar las armas. Manda a sus gauchos desarrapados con
un rigor espartano y no fusila por escarmiento sino por necesidad.
SIGUE...
Publicado en
"Cuentos de los años felices". Ed. Sudamericana. P. 119
Aportado por
Gustavo Ernesto Galli para
La Pagina del
Conocimiento
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PRIMERA
JUNTA
Vocal
Juan
José Castelli
Nació en
Buenos Aires el 19 de julio de 1764. En 1796, su primo Manuel
Belgrano logró que lo nombraran secretario interino del Consulado de
Comercio. Tres años más tarde Castelli fue designado Regidor del
Cabildo. También llamado 'el orador de la revolución', fue uno de
los que sostuvo la posición más extrema: estaba a favor de la
caducidad del gobierno de España y de la necesidad de que el poder
fuera devuelto al pueblo. Como vocal de la Junta de Mayo, apoyó la
política de Mariano Moreno, trabajando intensamente para
concretarla. No vaciló en ejecutar a Santiago de Liniers en Córdoba,
arrastrando las críticas de sus contemporáneos, y continuó como
delegado de la Junta en el Ejército Expedicionario. No tardó en
chocar con el segundo jefe de este ejército por diferencias
ideológicas y políticas. La labor de Castelli en el Alto Perú ha
sido estudiada y criticada extensamente, debido a su férrea
conducta. En su calidad de delegado proyectó la reorganización de la
Casa de Moneda de Potosí, planeó la reforma de la Universidad de
Charcas y propuso conceder el derecho de voto a los indígenas. El 12
de octubre de 1812 murió de cáncer. |