...PREVIO
Con la llegada del día, Beresford ordena a sus tropas aprestarse para el
ataque. A las once los tambores inician su redoble, y las banderas son
desplegadas al viento. Desde lo alto de la barranca que enfrenta la
playa, el subinspector general de las tropas, coronel Pedro de Arce,
enviado por
Sobremonte a contener a los
ingleses, observa el desplazamiento de las fuerzas enemigas. Con paso
acompasado, y acompañados por los aires marciales de los gaiteros, los
británicos avanzan hacia el bañado que los separa de Arce y sus 600
milicianos. Estos últimos, armados con unas pocas carabinas, espadas y
chuzas, se agrupan detrás de los tres cañones con los cuales se proponen
rechazar el asalto británico.
El choque, en esas condiciones, no puede tener más que un resultado.
Marchando a través de los pajonales, las compañías del regimiento 71
escalan resueltamente la barranca y, a pesar de las descargas de los
defensores, ganan la cresta y los arrollan, poniéndolos en fuga.
A partir de ese momento el caos se desencadena en las fuerzas de la
defensa de Buenos Aires, Integradas en su casi totalidad por unidades de
milicianos carentes de toda instrucción militar. Falla la conducción, en
la persona de
Sobremonte, quien, abrumado por la
derrota de sus vanguardias, sólo atina a amagar un débil intento de
resistencia en las márgenes del Riachuelo. Concentra allí tropas y hace
quemar el Puente de Gálvez (actual puente Pueyrredón) que, por el sur,
da acceso directo a la ciudad. Esa posición, sin embargo, no será
sostenida. Ya en la tarde del mismo día 26 de Junio,
Sobremonte se entrevista con el
Coronel Arce, y le manifiesta claramente que ha resuelto emprender la
retirada hacia el interior.
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Avance de las tropas inglesas sobre Buenos Aires, en momentos de
cruzar el Riachuelo. Grabado inglés de la época. |
Beresford, por el contrario, actúa con toda la energía que exigen las
circunstancias. Después del combate de Quilmes sólo da a sus tropas dos
horas de descanso, y, a continuación, emprende con tenacidad la
persecución del enemigo derrotado. No logra, sin embargo, llegar a
tiempo para impedir la destrucción del Puente de Gálvez, pero, el 27 de
Junio, somete las posición de los defensores en la otra orilla a un
violento cañoneo, y los obliga a retirarse. Se arrojan entonces al agua
varios marineros y traen de la margen opuesta botes y balsas, en los
cuales cruza la corriente una primera fuerza de asalto.
Así
se conquista un punto de apoyo. Beresford ordena entonces tender
inmediatamente un puente improvisado, valiéndose de las embarcaciones, y
el resto de sus tropas cruza rápidamente el Riachuelo. Ya nada podrá
impedir el avance británico sobre el centro de la ciudad capital del
Virreinato.
Sobremonte
ha presenciado, desde la retaguardia, las acciones que culminan con el
abandono de la posición del Puente de Gálvez. En ese momento se
encuentra al frente de las fuerzas de caballería que, con la llegada de
refuerzos provenientes de Olivos, San Isidro y Las Conchas, suman cerca
de 2.000 hombres. Rehúye, sin embargo, el combate, y emprende la
retirada hacia la ciudad por la
"calle larga de Barracas"
(actual avenida Montes de Oca).
SIGUE...
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